De la tempestad a un mar en calma

Bernardo Ruiz 22/12/2023

El futuro inminente de la traicionera profesión de entrenador depende única y exclusivamente de los tiránicos resultados. De la capacidad de exprimir el rendimiento de la plantilla. De la suerte a ras de césped durante el fin de semana. Los presidentes y sus colaboradores conceden al trabajo diario una mínima relevancia en comparación con los registros en los partidos, el auténtico juez de los técnicos.

En la Primera Andaluza, una categoría eminentemente amateur, la anterior campaña fue un caos para los entrenadores, sometidos a una auténtica trituradora en forma de despidos semanales. Las destituciones, dimisiones y desvinculaciones de mutuo acuerdo, un curioso y caprichoso término que ha ganado adeptos en los últimos tiempos, se sucedieron en una temporada que batió récords de relevos voluntarios o involuntarios.

Sin embargo, la tempestad del ejercicio precedente ha cedido el testigo a una calma generalizada durante el curso actual, en el que sólo se han registrado cuatro relevos en el banquillo, uno antes de la inauguración de la Liga. El primer club en formalizar la sustitución fue el Torreblanca, en el que Manu Gordo presentó su dimisión 48 horas antes del estreno ante el Dos Hermanas 1971 por, según publicó en las redes sociales, serias discrepancias con varios colaboradores del ejecutivo de Rafael Ceballos. El sucesor de Gordo fue el ex del Andalucía Este Rafa Ruiz -en la foto-.

El segundo conjunto en facturar novedades fue la AD San José, que formalizó la destitución de un José Antonio Maldonado que fue relevado por el ex del Brenes Balompié Juanfran Romero. La UD Morón CF se unió recientemente a la lista de novedades después de sustituir a Bernardo Pérez por Alfonso Berlanga, inactivo tras abandonar el Villafranco.

Y el último club en concretar el intercambio de papeles ha sido la AD Mosqueo, que pactó el adiós de Marco Fernández y que, hasta el momento, ha designado al técnico del cadete, José Manuel Sánchez, preparador interino.