A Budapest y temporadón

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 19/05/2023

Quién lo iba a decir, pero el Sevilla pone sus poderosos pies de nuevo en una final de la Europa League. Todas tuvieron su enorme mérito. Por supuesto, provocaron grandes dosis de algarabía, pero ésta quizás sea la más indescifrable por venir de donde se viene. La temporada, que claramente olía a ruina, no se ha enderezado, no. Se acaba de escribir con letras de oro. Al Sevilla no se le pueden exigir títulos. Sí que los ataque, que vuelva un año, y otro, y otro, y otro... Justo eso es lo que ha logrado. La temporada ha mutado en temporadón.

La noche fue preciosa. Más fría en lo ambiental durante el partido por una sencilla razón: había mucho más toro enfrente. La Juve se metió atrás de forma descarada en la segunda parte. El Sevilla asedió, jugó muy bien, con convicción y sin pesarle la carga emocional del encuentro. Pero cuando los italianos tiraron para arriba lo hicieron con veneno. Dispararon con balas de verdad, crearon varias oportunidades claras. Me gustó más el estilo del Sevilla, pero realmente pudo pasar de todo.

Precisamente por esto, el logro tiene el brillo que desprende la magnitud del rival. Se le ha ganado a la Juve remontando, con cambios certeros de Mendilibar, que lejos de acobardarse fue a por el partido hasta donde dieron las fuerzas. Enorme este Sevilla. El único lunar fue Acuña, que nuevamente se enredó en una petición absurda a Gudelj hasta que se fue a la calle. Será muy importante su baja. Pero hoy no toca censurar. Toca celebrar y recrearse en la grandeza del Sevilla. En noches como ésta, sólo dos o tres clubes del mundo (Real Madrid, Manchester City...) tienen capacidad para salir vivos del Sánchez-Pizjuán. La Juve, siendo grande, no es uno de ellos. Enhorabuena, sevillistas.