Christopher Ramos de la Flor

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
27/10/2023

Podría responder al nombre de un ‘influencer’ cofrade. O al de un diseñador asiduo al Salón Simof de moda flamenca. O, ya puestos, al del CEO de la revista ‘Escaparate’ del admirable Mario Niebla del Toro. Pero no, el arriba citado responde a las hechuras de un delantero, de un buen delantero. O sea, de un ‘9’, dicho sea en sentido clásico. Abreviando el patronímico, se trata de Chris Ramos, 26 años. Jesús Alba, en la prensa amiga, nos ha recordado su vida y obra, cuajada primeramente en campos de tierra y, de añadido, a base de exilios obligados y fatigosos por equipos terciarios de la Península y hasta de Baleares.

A Chris Ramos lo hemos visto ya en algún que otro partido de la pasada temporada y de la presente. Y sí, desde el mullido sofá, ejerciendo nuestro derecho al ‘scouting’, uno tiende a fijarse en él. Entre otras cosas porque el bigardo, enjuto pero potente, mide 1,91 metros y tiene, no obstante, el récord de velocidad en la Liga gracias al prodigio natural de su zancada (33,68 km/h). Junto con Bryan Zaragoza es el delantero de moda en el fútbol español. Uno, sin embargo, prefiere acogerse a la máxima reservona de que lo que no está de moda nunca pasa de moda. El caso es que el Sevilla FC se cuela de matute en la historia del velocista-futbolista Chris Ramos. Al parecer el club de Nervión, que lo fichó para el Sevilla Atlético, desechó su contratación final por 3 millones de euros. Era en la época en la que Joaquín Caparrós hacía la vez de director deportivo. Nada que reprochar, salvo las quejas de los habituales y muy carroñeros profetas del pasado.

El Sevilla se mide ahora contra el Cádiz en el Nuevo Mirandilla (o el Memoria Histórica Arena). Diego Alonso ya no tendrá la bula que se le concedió para los dos tremebundos partidos que ha tenido que encarar contra el equipo artífice del “madridismo sociológico” y contra el gran Arsenal de Mikel Arteta y de Nick Hornby (el autor de la novela ‘Fiebre en las gradas’, en la que un hincha acérrimo ve discurrir su vida según las alegrías y berrinches que le causa el equipo cañonero de Londres). El Sevilla estuvo aseado y competitivo. Incluso el empate y la derrota produjeron como cierto fluido indoloro. Pero ahora, ante el Cádiz, no habrá bula. Y es aquí, de nuevo, donde volvemos a Christopher Ramos de la Flor. Y todo porque ya se ha generado entre el sevillismo el debate sobre los tres delanteros actuales.

"Si Chris Ramos se hubiera quedado tendríamos ahora un 9 de garantías", arguye el habitual carroñero del pasado. Pero no. Quienes están son En-Nesyri, Mariano y Rafa Mir. Por este orden. Lo que ocurre es que para muchos este orden ya no resulta invariable. Rafa Mir sigue siendo el tercero y gracias (qué impericia en casi todo lo que ejecuta). Pero hay quien ya pide que Mariano sea el primero y no en En-Nesyri. Al menos por probar. Ante el Arsenal, el hispano-dominicano dejó destellos (presencia, agresividad, empaque) que nos hacen ver por lógica provinciana que debe ser bueno si ha estado –aunque de aquella manera– tantos años en el Real de Madrid. De En-Nesyri ya lo sabemos todo. Está tocado de la cabeza, dicho para bien. Pero con el pie, hasta Julio Baptista era un virtuoso en controlar balones a su lado.

Conclusión. Mariano, el de los dos horribles truños en la cabeza, debe ser el hombre a seguir en Cádiz. Salvo que mientras se escriben estas líneas se haya vuelto a quebrar, en solidaridad cómplice con Marcao. De perder en Cádiz (imaginemos que incluso con gol de Chris Ramos), el Sevilla volverá a remover sus terrores y espantajos. La memez de Halloween le servirá esta vez de excusa.


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