Del horror al Derbi de los Desiguales

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
10/11/2023

El Derbi de los Desiguales llega bajo la pátina de horror que se trajo el Sevilla FC de Londres. Y eso que la revista británica especializada 'Wanderlust' ha elegido Sevilla como la ciudad más deseada para viajar (quién sabe si lo ha propuesto su redactor-jefe bajo el consumo de estupefacientes). Contrasta la ciudad supuestamente más deseada con el indeseable equipo de fútbol que da nombre a la propia ciudad y que ha avergonzado a los suyos con su zarrapastroso paso por Londres. Al término del partido de la deshonra, los Biris Norte difundieron en la red social X su encíclica sobre el sevillismo moral: "Se puede perder o ganar, pero lo que no toleramos es faltar al respeto a nuestra historia, a nuestro escudo y a nuestra camiseta". 

Los detalles del horror no alumbraban nada bueno desde el inicio en el Emirates Stadium (Highbury siempre lo abrigaremos en nuestros corazones). La espeluznante camiseta que lució el no equipo de Diego Alonso merecería un juicio sumarísimo a quienes dieron su plácet a tal mejunje de crisoles y horterísimos arabescos. Luego vino el espanto añadido de la no alineación. Daba miedo contemplar la deambulación de ese trasgo del fútbol llamado Joan Jordán. Y causaba pavor y pena añadida comprobar que el talento de la raza humana es desigualmente despiadado: lo que va de Kike Salas a Saka, incluso lo que va del dignísimo Juanlu al excelso Martinelli (hemos aprendido que este nombre va más allá de una lustrosa marca de zapatos). Lo único digno del no equipo que sacó el no entrenador fue ver a Gudelj persignándose al ortodoxo modo al inicio del no partido.

El ajo se repite. Igual que se repite lo sugerido aquí en las dos últimas piezas escritas por el arriba firmante. En Nervión manda la tradición (rima y todo) y todo parón en la liga sirve para destituir al entrenador. Del oráculo de Delfos a cualquier nigromante de Pino Montano (haberlos haylos), todo hace indicar que si el Sevilla pierde el derbi Diego Alonso podría ser despedido. Sería una redundancia: el no entrenador dejaría de entrenar. Apelar a la paciencia en el fútbol, como dice obligadamente la dirigencia, es como pedir que la lluvia no cale a la parroquia en el nostálgico pero decadente Sánchez-Pizjuán. Es la misma dirigencia que ha pedido perdón a la afición por el no partido ante el Arsenal. A menudo pedir perdón y hacer penitencia es lo más parecido a concederse un crédito para seguir pecando (y cobrando).

A propósito del derbi venidero, a uno le habría gustado hablar de otros derbis muy sentidos y curiosos, pero desconocidísimos para el pueblo mortal. El noticioso turbión sobre Israel y Gaza me ha hecho pensar en el ‘Derbi de Tel Aviv’ que disputan Hapoel y Maccabi (este último y el Maccabi Haifa afrontan sus partidos de Conference y Europa League en Chipre y a puerta cerrada por causa de la guerra). Pienso también en el ‘Derbi de los Gemelos’, el que juegan en Estocolmo el AIK y el DIF de impronunciables nombres (ambos equipos rivalizan por ver quién fue fundado primero en 1891). Y hasta pienso, por qué no, en el derbi de los dos pequeños equipos protestantes de Belfast, Linfield FC y Glentoran FC (al que veía jugar George Best de niño), y que hace olvidar por unas horas que Belfast es otra sucursal del ‘Gran Firm’ que disputan Rangers (protestantes) y Celtic (católicos) en Glasgow.

Nada de esto le apetece a uno tras el doble espanto de Londres: camiseta horrible y fantasmagórica alineación. Por ponerle un cintillo al duelo del domingo entre vecinos forzados a serlo, quizá podríamos llamarlo así: el Derbi de los Desiguales. Uno llega subido a la ola buena y el otro llega perdido y cabizbajo. Cierto es que al llamado ingeniero Pellegrini se le atraviesa el Sevilla aun cuando lo tiene todo a favor. Se enfrentan, pues, dos tradiciones vigentes en los últimos años. Una es la extraña insolvencia del chileno ante el más acérrimo rival en liga. Otra es la ya antedicha que se prodiga en Nervión: parón de selecciones igual a enloquecida destitución de entrenador. Atentos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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