En el nombre del Padre (y del Hijo)

Javier González-Cotta
Javier González-Cotta
25/11/2023

Cada club de fútbol tiene su patio interior, luminoso y adornado con plantitas o bien maloliente y lóbrego. Cada entidad se ahorma a su antojo o por la deriva de los hechos. Sea como sea, el capital es siempre el que manda para que el plenipotenciario de turno se haga con el poder, a veces de forma estrafalaria.

Hay equipos divertidos en cuanto a gerencia y poder. En 2015, el West Ham United, el histórico club obrero de los astilleros de Londres (véase su escudo con los martillos cruzados), vio la entrada en su directiva de Eve Vorley, actriz porno en películas de impagable título como ‘Lesbian Student Nurses’. No se explica uno el asombro que aquello causó en la fiel hinchada ‘hammer’. Su presidente David Sullivan, quien sigue alzando el cetro de mandamás, había amasado su fortuna (hasta los mil millones de libras de hoy) en la respetable industria del porno. La ursulina Eve Vorley era de hecho su pareja.

En el Nantes, su presidente polaco, Waldemar Kita, se hizo propietario en su día del club galo gracias a los réditos obtenidos en la ciencia médica de la penoplastia. Dícese de la operación por la cual al atribulado varón se le alarga esa manguera con atributos llamada pene. ¿Tendrán incentivos y descuentos los socios del Nantes para alargarse la manguera en caso de acuciante necesidad?

En general, son cuatro las tipologías que rigen en el estamento directivo y accionarial de los clubes de fútbol. Puede estar regido por un accionista de control (donde se fusiona la pasión del hincha con el cuidado en la inversión). Muchos equipos deben su gobernanza a una suerte de cooperativa entre sus propios socios (el Bayern de Munich es el arquetipo). O puede que un club sea históricamente una emanación de una empresa industrial (el clásico Fiat-Juventus, el Gazprom-Zenit de San Petersburgo o, quizá no tan conocida, la fusión laboral y sentimental Peugot-FC Soucheaux). Una cuarta variante es la entrada a saco de capital extranjero, lo que ha traído consigo la creación de los llamados equipos-estado a través de petromonarquías (ya desde la temporada post pandemia 2021-2022 sólo cuatro de los veinte clubes de la Premier League inglesa eran de propiedad británica).

Decimos todo esto a modo de preámbulo porque, durante el largo e irritante parón de Liga, el sevillismo ha visto con sus propios ojos cómo anda el patio interior por Nervión. Ya se sabía, pero faltaban detalles. El impudor y la egolatría más descarnada lo han hecho posible.

Sin duda el Sevilla FC va a ser estudiado en libros, escuelas de negocios y másteres para guionistas de la tele por la guerra civil familiar que vive en sus podridos adentros. El Padre contra el Hijo. El Hijo contra el Padre. En Muchodeporte y en todos los medios (sobre todo en Radio Sevilla) se han aireado con impudicia no exenta de dolor filial las desavenencias de sangre que separan a Del Nido senior de Del Nido junior. El Sevilla FC es hoy un Gran Hermano en el fútbol español. El aliciente es ver en directo cómo se maniobra por entre la intimidad de su patio interior.

El enredo familiar de los Del Nido da sin duda para una versión en sevillista de ‘Pecado original’, la telenovela turca –se dice ‘dizi’ en turco– que veo con depravado deleite dada mi afición a las turquerías de todo laya (tipos exitosos y galanudos, féminas de estampa vertical y un guión chapuceril y enredante que deja al viejuno ‘Falcon Crest’ en una pueril fantasía Disney).

Entre otras andanadas entre el Hijo y el Padre, Del Nido Carrasco ha sido tajante diciendo que a la larga Del Nido Benavente lo que anhela es vender el Sevilla FC a los célebres americanos de 777 Partners (suena a mezcla de trumpismo y ‘Bienvenido Mr. Marshall’). Es el modelo número cuatro de propiedad en un club, citado más arriba. O sea, el asalto del capital extranjero en detrimento, entre otras cosas, del accionista aborigen y, por ende, de todo sentimentalismo asociado al fútbol.

Ha sido la andanada sobre 777 Partners uno de los dardos familiares que el Padre y el Hijo se han cruzado entre el dichoso parón y las citas ante el juez para la resolución o no de las ya famosísimas medidas cautelares cara al voto o no del Padre en la próxima Junta General de Accionistas.

El enredo interno casi ha tapado lo que parece haberse convertido en un asunto menor. Esto es, la visita este domingo al feudo de la Real Sociedad, seguido de la doble recepción al PSV Eindhoven en la Champions y del Villarreal en la liga. Hasta el debate sobre la idoneidad o no de Diego Alonso como entrenador ha estado como en suspenso. Esta sensación, tal vez equivocada, es la que le ha quedado a quien esto escribe. La ‘dizi’ turca entre Del Nido senior y Del Nido junior seguirá. Todo sea en el nombre del Padre y del Hijo (el Espíritu lo dejamos, porque no es ni sano ni santo).


muchodeporte

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