Del Nido Benavente, causa y consecuencia
Miguel Ángel Chazarri 09/09/2024 |
José María del Nido Benavente no tiene cura. En lamentable hora, tras salir de la cárcel, decidió arremeter para conseguir sin el menor escrúpulo la presidencia del Sevilla. Desde luego, es encomiable su resistencia, pues sus intentos duran años. Siempre le dio igual el estado del club. No se engañe, querido lector. Cuando el Sevilla era un martillo pilón en Europa, los fondos propios rebosaban y él no tenía ni siquiera el suficiente número de acciones, obraba exactamente de la misma forma. Lo suyo no va de un balance ni de un préstamo, aunque celebro que se haya puesto recto con el dinero del club. Aplaudo su pulcritud, aunque sea tardía.
Ahora que Del Nido imparte en cada Junta de Accionistas clases de economía -hay que fastidiarse…-, muchos lo ven como la gran solución. Sin duda, tiene más entidad para llevar el barco. No hay color, pero para mí esa valoración se queda incompleta. Precisamente, Del Nido Benavente es causa principal de lo que le pasa al Sevilla. La colosal descomposición la ha ideado él. La ha trabajado él. La ha provocado él en mayor medida que nadie. Desde que salió de la cárcel no ha hecho más que intentar quitar al presidente de turno, no ha parado de solicitar juntas, no paró hasta que se cargó un pacto bastante lamentable, pero que precisamente nació para calmar, para evitar tan colosal podredumbre. Sus embestidas han devorado a una sociedad octacampeona de Europa. Ahora, con unos dirigentes que no dan una, va proclamando al viento una especie de '¿lo veis? Ya avisé...'
Hombre, no. No es así. El virus lo ha expandido él. Y que conste que en mí no pesa nada su mangancia marbellí. Fue juzgado. Pagó. Por mi parte, nada que decir de aquello. Allá el accionista con el tipo de dirigente que quiere para su club. Lo penoso de Del Nido Benavente es no haber tenido el temple ni la categoría, esa palabra tan sevillana, de apoyar a su hijo, de esperar su momento y, por supuesto, de volver al sillón en buena lid y siempre según lo firmado. Nunca lo sabremos, pero estoy convencido de que solo respetando el pacto el Sevilla no se hubiera desplomado. O, desde luego, no tanto. Ahora, todo se ha podrido. Y la preocupada afición, también responsable por haber vendido sus acciones por una quincena en Matalascañas, montará el primer show el sábado. Del Nido Benavente ya tiene lo que quería. Claramente, para mí es causa y consecuencia.