¿Vuelve el Sevilla noventero?
Javier González-Cotta 13/09/2024 |
Se dice en foros y tertulias que el Sevilla ha dado un volantazo al pasado post Expo 92. Resaca agria. Depresión. Olla de grillos. Hay quien sí ve similitudes hoy con aquel grotesco –y un punto divertido– Sevilla FC de los 90. Decía Machado (don Antonio) que bueno es recordar las palabras que han de volver a sonar. Pues vamos a ello. Palabras como ruina, descomposición, mediocridad, bochorno... Podríamos probar también con los nombres del ayer remoto, esa cacofonía de trasgos. ¿Se acuerdan de Francisco Escobar? ¿Y cómo no acordarse de González de Caldas, el impulsor de las azafatas uniformadas en el Pizjuán?
Escobar y Caldas, Caldas y Escobar forman parte de aquel turnismo fatídico que mal gobernó el calamitoso SFC entre 1995 y 1997. El corolario a aquel bienio negro –el otro fue el de la II República– fue la presidencia de Rafael Carrión (q.e.p.d.) hasta 2000. Su mandato culminó con el último naufragio a Segunda División. Con Roberto Alés (q.e.p.d.) se edificó aquel Sevilla corajudo y de tuperware que labraría su forja de plata años después en la gran pócima de Eindhoven.
Más que una crónica, recordar los 90 parece más cosa de un cronicón medieval. Pero vamos al inicio, ¿se parece este Sevilla a aquel Sevilla de entonces? Antaño, con González de Caldas, teníamos episodios de alcoba y lencería a través de doña Sofía (no la Reina Sofía, sino Sofía Mazagatos, Miss España 1991 y dueña de los derechos de autor del famoso “estar en el candelabro). Ahora, en pleno aquelarre familiar, asistimos a episodios de teleserie a la turca. Del Nido júnior y Del Nido sénior nos entretienen en el ‘prime time’ de sobremesa en programas como el divertido ‘Todo Es Mentira’ de Risto Mejide & Cía. Sólo queda que los invite a ‘La Revuelta’ el tal Broncano y que luego Pablo Motos contrarreste su efecto en ‘El hormiguero’.
En el escalón que va de fines del siglo XX a inicios del XXI, aquel Sevilla de entonces, en un guiño irónico a sus colores primarios, estaba sin blanca. La ruina de aquellos años del hambre podía leerse en un simple balance contable de toda la vida. La quiebra de hoy te la explica el CEO de turno con algoritmos, anglicismos técnicos y el Excel convertido en gráfica del metaverso. Cierto es que las juntas de accionistas del ayer (aquel insuperable acto en el World Trade Center) se parecen cada vez más a las tropecientas Juntas Extraordinarias de ahora. Sólo falta que alguien haga acto de presencia con una pipa en la sobaquera, al estilo del inefable presidente del PAOK de Salónica.
La contestación social, con todo el peñismo a la contra, antecederá al partido contra ese pitraco llamado Getafe. Recuerdo broncas setenteras, ochenteras y noventeras contra el palco (mi primer recuerdo nítido fue aquel histórico corte de mangas de Scotta a Montes Cabeza). Hoy por hoy las redes sociales vehiculan toda acción de protesta viral. Nada tiene que ver la ira del pueblo que ahora se estila con aquellas broncas analógicas con pañuelos. Las pañoladas del personal eran muy vistosas de contemplar. Resulta asombroso pensar que el pañuelo de fina tela blanca era antes poco menos que un animal de compañía como ahora lo es móvil.
Este sábado todo apunta a un día de picnic familiar por Nervión. La peña exigirá a Del Nido Carrasco que se vaya con el lema ‘Júnior, vete ya’. Se pide que el personal lleve distintivos amarillos como señuelo para la protesta (a escoger entre amarillo canario o amarillo azufre como el que cayó sobre la depravada Sodoma). La gran tragedia de este Sevilla no es sólo lo que hay ahora a través del hijo (Del Nido júnior), sino que alguien se crea que la solución podría venir escatológicamente por el padre (Del Nido sénior). Desde el cisma de Oriente y la controversia de la cláusula ‘filioque’ no se hablaba tanto de los melindres entre Padre e Hijo.
Por lo demás, para el sábado también habrá casetas para apostar en el Pizjuán, pero no para dilucidar si Del Nido júnior se queda o se va por acoso (por favor, qué ingenuidad). Habrá apuestas para ver si García Pimienta iguala en números trágicos a Javier Clemente y a Gaizka Garitano como entrenador con peores registros en la historia de la liga española. El sábado todo va a ser la mar de divertido. Humor amarillo, ya puestos.